miércoles, 3 de mayo de 2017
JOSÉ ATUESTA MINDIOLA
Su padre era un poeta aficionado.
Un trabajador que leía a menudo, y se interesaba por la medicina. Una figura
importante dentro de esos recuerdos que hacen de Mariangola una tierra de
afecto.
Allí,
José Atuesta estuvo hasta la primaria, continuó en el Bachillerato y, luego,
decidió irse a la capital para estudiar bioquímica. En 1977, le nombraron
rector del Colegio Rodolfo Castro en Mariangola.
Ese
retorno a la tierra natal le permitió volver a sentir el calor de la familia,
la cercanía de las amistades y el apego a esos recuerdos imborrables. Ese
entorno le incitó a lanzarse en muchas iniciativas: formó un club deportivo,
organizó “La danza del tigre” y llegó incluso a publicar en 1982 el primer
libro de poemas de Valledupar: “A los ojos de todos”. Un libro que nace de un
reencuentro con la infancia.
Cuando
le preguntamos por qué motivo no se había escrito nada en Valledupar antes de
su libro nos responde que quizás sea por la influencia de la oralidad. Luego,
nos da otra explicación: el miedo a publicar, y nos aporta el ejemplo de un
amigo poeta muy exigente consigo mismo que se pasa el tiempo corrigiendo y
nunca pública.
Ocho
años estuvo José Atuesta Mindiola en Mariangola, impartiendo clases de biología
antes de trasladarse a Valledupar. “La biología y la poesía son hermanas”, nos
explica. Ambas representan la vida. Ambas nacen de la contemplación.
En
el 91 publica “Dulce Arena del Musengue”. Ese libro marca un reencuentro con
los amigos escritores y el mundo de la poesía en general. La palabra “Musengue”
–una pala que uno usa para espantar a los mosquitos– le llamó la atención y,
finalmente, acabó siendo parte del título.
Sus
temáticas suelen ser de tipo social, cultural o identitario. Hablan de la
Tierra, de la naturaleza, los familiares y los amigos. Mezclan lo cercano, lo
diario, con cuestiones más abstractas.
En
1996, el fondo mixto de cultura le publica el libro de poemas “Estación de los
cuerpos”. Un libro que abre una etapa más madura en su estilo y en el lenguaje.
Además, José Atuesta reconoce que en esa época la poesía ganó presencia a
través del programa de humanidades de la Universidad Popular del Cesar, pero
también de la actividad departamental del Banco de la República.
En
2003 gana el premio nacional Casa de Poesía Silva y al año siguiente publica el
libro de poemas “Valledupar desde la otra orilla”. Una obra que ofrece una
mirada distinta de la ciudad, más antropológica.
Tras
publicar “Décimas Vallenatas” en el año 2006 y “La décima es como el río” en el
2008, José Atuesta viaja a Cuba en un viaje organizado por la Fundación de
Reyes y Juglares. El viaje le impacta especialmente por la situación política
que atraviesa la isla pero también por la falta de conocimiento que existe
entre un pueblo y otro.
En
los últimos años, José Atuesta vuelve a la poesía libre con “Metáforas de los
árboles”. Una obra maravillosa que alterna poemas rebeldes con otros más
reflexivos. La temática de la naturaleza se liga con otras denuncias del afán
de dinero y de poder. “En el fondo, el arte siempre es una protesta”, nos
explica el autor.
En
su última publicación, “Sonetos Vallenatos” (2011), José Atuesta describe la
violencia reciente perpetrada por los grupos armados y se muestra cercano de la
actualidad de su región.
De
momento, el poeta no contempla publicar nada. Anda muy ocupado con los
preparativos del Foro sobre Calixto Ochoa el 23 de abril. La organización del
evento implica muchos esfuerzos pero él se muestra muy entusiasta: “Conozco muy
bien a Calixto ––afirma––. ¡Fui su vecino!”.
Otros como: Dima Duran, Carlos Wilson Lizarazo,
Guillermo Duran
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